Confieso que, usualmente, los dispositivos que más me pueden llegar a alterar los nervios son los teléfonos móviles y las computadoras. De hecho, creo que podría alquilarme como "probador rudo de equipos" antes de que salgan a la venta y volverme millonario. Qué trabajo más hermoso sería para mí poder emprenderla a martillazos contra el teclado de una laptop, azotar los "mouses" por su cable o reventar los BlackBerry contra la pared! Hasta se me escurre la baba de sólo pensarlo... definitivamente me sale lo neanderthal cuando no me funciona la tecnología.
Y es que creo que todos esos malditos aparatos tienen vida propia y su dios le ha asignado, como objetivo principal, fastidiarme la mía. Parece que se empeñan en obstaculizarme mis llamadas, entrar en coma a media presentación o perder toda la información que me llevó horas recopilar. Serán estúpidos!!

Todas estas maravillosas memorias me vinieron a la mente en días recientes, porque el móvil que me asignaron en la oficina, si bien hermoso, suele cortar mis llamadas a la mitad. Mi primera reacción, antes de pensar que es un servicio defectuoso del proveedor del servicio de telecomunicaciones, es encajarle un par de mandarriazos para que mejore la señal... pero justo en el momento antes de mostrarle al dispositivo quién es el que manda, me detengo a pensar que, dado que es el móvil que me da la empresa, no puedo enseñarle modales al estilo Neanderthal.
Y es entonces que, recordándome que el maldito aditamento tiene vida, parece burlarse desde su pequeña pantalla, vibrando al desconectar la llamada, como si se cagara de risa de mí. Pero algún día me lo venderá la empresa y entonces va a saber lo que es amar a Dios en tierra ajena...
Jajajajajajajaja!!!! Por Dios, si hasta me salieron las lagrimitas de la risa, jajajaja... ¡qué manera la tuya de expresarte! Espero que, por el bien de los dispositivos de tecnología que te asignan, despotriques tu rabia en este blog y no te desquites contra los ingeniosos inventos del mal de la tecnología, je... por cierto, que eso de que tienen vida propia me recordó una escena de Transformers, en la que un teléfono Nokia es inyectado de la energía de El cubo y se torna en un robot diabólico... Seguro que estarías más que feliz de destruir una cosita así, jajajaja
ResponderEliminarUn besote!
Amiga, te juro que me deshice de varios celulares en formas "inenarrables"... tengo un problemita.
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