viernes, 11 de febrero de 2011

Lecciones del mexicano viviendo en Bogotá

A dos años de vivir en Bogotá he reunido un sinfín de experiencias multicolores. Una de ellas ha sido adaptarme a las costumbres de los bogotanos o, como se les dice aquí, "cachacos". Una amiga me bautizó hace un par de semanas como "mexicachaco" por obvias razones, lo que me llevó a reflexionar sobre algunos de los principales hábitos que he adquirido en este estado híbrido (no ebrio) de residencia-nacionalidad.

10 lecciones del "Mexicachacho" (mexicano viviendo en Bogotá):

Lección No. 1: en Bogotá no existen los títulos nobiliarios como el "Sir" o el "Lord"; en su lugar se utiliza el "Marica". Viene siendo prácticamente la misma cosa. Ah, también puede sustituir perfectamente al "güey" en una oración.

Lección No. 2: hay que cuidar que al estar comiendo el famoso "calentao" no se rompa uno un incisivo con el arroz frito "chamuscao". Otro tip importante: coma bajo su propio riesgo la "bandeja paisa" sabiendo que la dispepsia severa y las flatulencias excesivas pueden afectarlo.

Lección No. 3: la arepa viene a sustituir a la tortilla (le guste o no le guste al "mexicachacho"). Acá las tortillas no existen y, si se encuentra alguna, ésta se asemeja más a la suela de un zapato que a una tortilla de verdad.

Lección No. 4: lleve siempre, SIEMPRE - escúchelo bien, SIEMPRE - un paraguas a donde quiera que vaya, no importa si cuando salió de casa hacía un sol resplandeciente. Pasar por alto esta lección lo llevará a empaparse una y otra, y otra, y otra, y otra, y otra vez...

Lección No. 5: Bogotá viene siendo el Londres de América Latina. Por el clima, básicamente... además de que a las 5 de la tarde se toma lo que viene siendo "la agüita aromática", que equivale al más fino té inglés... en cachaco, obvio.

Lección No. 6: IMPORTANTÍSIMA, tomarse un "tinto" en Bogotá no tiene nada que ver con un Malbec, un Shiraz, un Cabernet Sauvignon o un Carmenere. Cuando "la señora de los tintos" en la oficina le ofrezca uno a las 8:30 de la mañana, no piense que tiene un problema de alcoholismo.

Lección No. 7: acostúmbrese a dos expresiones: "cómo así?" y "porque es que...". PORQUE ES QUE todo el mundo las usa y si usted no las incorpora a su lenguaje le dirán que CÓMO ASÍ que no habla en cachaco?

Lección No. 8: no se le vaya encima a golpes si alguien lo llama "berraco" o "bacano". Generalmente tiene una connotación positiva. No así si lo llaman "sapo". Y si lo llaman "traqueto" será mejor que se mantenga alejado de la policía.

Lección No. 9: Bogotá es la tierra ideal para vivir si usted es un temeroso de Dios pero no puede cumplir sus mandamientos al pie de la letra. La frase "el que peca y reza empata" aquí lo dice todo.

Lección No. 10: y quizá la más difícil de todas las cosas que he vivido en Bogotá: JAMÁS, pero jamás de los jamases, me acostumbraré a usar la palabra "coger" como sinónimo de sujetar. Menos aún en frases como "coge al perro que lo van a atropellar!" o "ve a coger el bus"... menos todavía en las horas "pico" del famoso Transmilenio.

BONUS: usted será un "mexicachaco" completo cuando utilice con naturalidad el Spanglish particular del colombiano en la frase representativa "no olvides el tiquete de parqueadero" (no olvides el boleto de estacionamiento).
PD. Este "post" no busca otra cosa que ser un humorístico pero respetuoso tributo a esta tierra noble que no sólo me ha servido de hogar sino que, en la medida de lo posible, me ha permitido sustituir el "tequilita" por el "aguardientico".