viernes, 21 de enero de 2011

Vuelva al trabajo sin morir en el intento...

Dicen aquí, al arribar el décimo segundo mes del año: "llegó diciembre con su alegría". Lo que no dicen es que después, inevitablemente, llega enero con su depresión. Volver a las actividades diarias después de unas ricas vacaciones es casi misión imposible. Por eso, compartimos aquí algunos tips para no morir en el intento.

Migre lentamente su atuendo. No intente meter los pies dentro de esos zapatos incómodos hechos para la oficina después de haber andado 3 semanas en sandalias de playa. Váyase a trabajar usando chancletas, total nadie le verá los pies debajo del escritorio. Si le prohiben llevar sandalias, bastará con recortarle la punta a sus zapatos para dejar los dedos libres al frente.

El primer día finja seguir de vacaciones. 'Llévesela leve', no se siente a atender los pendientes como si estuvieran a punto de matarlo (aunque así sea). Levántese a charlar con los vecinos oficinistas para intercambiar anécdotas de las fiestas de fin de año. Si el teléfono suena, levántelo y cuélgelo de inmediato... ¿qué clase de loco espera que usted conteste el teléfono el primer día de trabajo?

Tome el sol como si estuviera en la playa. En esas escapadas a fumar o simplemente arrimándose junto a una ventana embárrese el protector solar y, mientras finge que revisa la sección financiera para ver cómo desempeñó su organización en la bolsa esa mañana, asegúrese de darle mantenimiento al bronceado espectacular que se trajo de 'souvenir' de sus vacaciones. Si desea que nadie lo moleste, considere la azotea del edificio como una opción.

Adapte un lugar a manera de piscina. No necesita grandes superficies de agua para sentirse "mojado". Bastará con encerrarse en el baño, tapar el lavamanos y aflojarse un poco la corbata para refrescarse la cara con agua del grifo. Claro, es importante cerrar los ojos e imaginarse que es brisa marina, de lo contrario el sonido del retrete desalojando su carga puede acabar con la ilusión.

En lugar de ropa interior, llévese el traje de baño. Aunque nadie lo note, usted 'por dentro' sentirá que sigue de vacaciones. Ahora que si quiere mandarle el mensaje de "no molestar, sigo de vacaciones" a sus colegas, utilice el traje de baño por encima del pantalón, al mejor estilo Superman. No sólo lo hará lucir 'cool', ante todos quedará como un auténtico superhéroe.

Si su alucinación interviene con su trabajo, deje el trabajo. Si al cabo de un par de semanas, usted simplemente no consigue levantarse temprano, ni entrar en los malditos zapatos de oficina, ni se hace a la idea de que volvió a la rutina laboral y empieza a notar que perdió el espectacular bronceado que se trajo de 'souvenir' de sus vacaciones... renuncie! Lo peor que puede pasar es que se muera de hambre con toda su familia pero bien vacacionado.