
Vivo en un departamento maravilloso y realmente me siento afortunado de vivir aquí. Pero lo que me tiene hasta el keke es que, lo que parece ser una calle tranquila durante el día, se convierte en una maldita locura de tráfico y bocinazos a partir de la hora que me voy a dormir, es decir, las 8 de la noche.
Todas las noches llego a casa después del trabajo, arrimo mi caja de cartón en donde alguna vez recibí la lavadora, revuelvo un poco el aserrín dentro para que esté más acolchonadito y prendo mi foquito de 60 watts, para que se empiece a calentar y no me muera de frío a media noche. Cuando por fin está listo, me voy a dormir como pollo.
Pero desde que vivo aquí, siempre a media noche me despierta un maldito camión de la basura que pasa a vaciar los botes públicos de toda la calle, y el cual parece tener un probléma gástrico reflejado en las horrendas explosiones que lanza a través de su escape. La primera vez, estaba yo cuajado cuando sentí un balazo que me hizo tirarme al piso pecho tierra en cuestión de segundos, en medio de la oscuridad, llorando en silencio, esperando el final - ese es el condicionamiento pavloviano que me ha dejado tantos años de ser defequense... después comprendí que se trataba de las explosiones repetidas del mofle de ese camión del demonio!
Es imposible dormir: pasan motos que parece que explotarán por la mala combustión de gases, autobuses mal afinados que simulan el despeque del Challenger, conductores histéricos que suenan sus bocinas al cambiar el semáforo, peatones desgraciados que creo que sólo gritan para despertarme!
Ayer mi desesperación fue tal, que decidí salir de mi caja y unirme a la vorágine ocurriendo a mitad de la noche, al pie de mi ventana, para gritar: "CON UN DEMONIO, CÁLLENSE, CARAJO!"... no me importó que la vecina de la ventana de enfrente me viera salir en paños menores... creo que ella también estaba gritando algo parecido.